Simplificando la temperatura basal: entiende cómo medirla e interpretarla correctamente (guía descargable – con links a mis termómetros favoritos


Así como con el flujo cervical, hay mucha información contradictoria o incompleta sobre la temperatura basal. En esta guía quiero explicarte qué es la temperatura basal, su papel en el método sintotérmico, cómo empezar a tomarla y graficarla, qué es un termómetro basal y recomendarte mis termómetros favoritos. 

QUÉ ES LA TEMPERATURA BASAL 

La temperatura basal es la temperatura más baja que alcanza el cuerpo en estado de reposo, es decir, luego de mínimo cuatro horas de sueño profundo. Es un biomarcador fundamental cuando usamos el método sintotérmico porque nos ayuda a confirmar que efectivamente hemos ovulado, a cerrar la ventana fértil ciclo tras ciclo y a identificar si estamos teniendo niveles óptimos de progesterona. 

Temperatura basal y ciclo menstrual

Es importante saber cómo funciona tu ciclo menstrual para entender el comportamiento de la temperatura basal, pues está directamente relacionada con los cambios hormonales a lo largo del ciclo. La temperatura basal tiene un patrón bifásico: durante la fase folicular (antes de la ovulación) las temperaturas se mantienen más bajas y durante la fase lútea (después de la ovulación) las temperaturas aumentan aproximadamente de 0,2 a 0,5 grados centígrados. 

Al comienzo del ciclo la FSH le da la señal a los ovarios de madurar el folículo y producir estrógeno. Luego, cuando el estrógeno alcanza niveles pico, le da la señal al cerebro para secretar LH y que ocurra la ovulación como tal. Luego de la ovulación el folículo se convierte en el cuerpo lúteo, el encargado de producir la progesterona. Es precisamente la progesterona la hormona que tiene un efecto termogénico y causa que la temperatura aumente y se mantenga alta hasta el final del ciclo. 

Si no hay fecundación, los niveles hormonales caen, la temperatura usualmente baja, llega la menstruación y comienza un nuevo ciclo.

Temperatura basal y flujo cervical 

Dado que los cambios hormonales influyen tanto en la producción de los diferentes tipos de flujo cervical como en la temperatura basal, es posible hacer un paralelo entre el comportamiento de ambos biomarcadores. 

Al final de un ciclo y al comienzo del siguiente nuestras cuatro hormonas sexuales principales (FSH, estrógeno, LH y progesterona) están en sus niveles más bajos. Durante la fase ovulatoria y a medida que el estrógeno aumenta, el cérvix comienza a producir flujo cervical estrogénico que permite que los espermatozoides sobrevivan en las criptas cervicales y se transporten para fecundar el óvulo una vez sea liberado. 

En la fase postovulatoria el cuerpo lúteo comienza a secretar progesterona que estimula la producción de flujo cervical gestagénico (un tapón denso, ácido y antimicrobiano que nos protege de virus, bacterias e impide el paso de los espermatozoides) y al mismo tiempo causa el aumento sostenido de la temperatura basal. 

 
mujer graficando
 

A diferencia de las observaciones del flujo cervical, que nos dan información en tiempo real y nos permiten saber qué está pasando día a día, con la temperatura basal debemos fijarnos en el todo. La temperatura basal no nos da información diaria, pues aumenta cuando ya hemos ovulado. Esto significa que es un biomarcador que nos ayuda de forma retroactiva a confirmar la ovulación, pero no nos da información para entender el inicio de la ventana de fertilidad (para esto usamos el fluido cervical).

UN REPASO DE CÓMO FUNCIONA LA OVULACIÓN

La parte central del ciclo es la ovulación, no la menstruación. Solo ovulamos una vez por ciclo  (aunque sí es posible expulsar más de un óvulo, pero sólo en un periodo máximo de 24 horas) porque para ovular nuestro cerebro y ovarios deben coordinarse y producir las hormonas necesarias para lograrlo. 

Durante la fase folicular, la FSH estimula la maduración de los folículos y la producción de estrógeno, que a su vez estimula la producción de LH, la hormona encargada de la liberación del óvulo. 

Justo después de la ovulación se forma el cuerpo lúteo, el encargado de producir progesterona. Esta hormona estimula la proliferación del endometrio, lo mantiene en su lugar y, en caso de haber fecundación, es vital para sostener un embarazo. La progesterona eleva la temperatura promedio del cuerpo con el fin de que el ambiente sea adecuado para el desarrollo y la formación del feto (piensa en una gallina que calienta sus huevos). En el caso de que no ocurra un embarazo, el cuerpo lúteo se desintegra, caen los niveles hormonales y el ciclo comienza de nuevo. 

 
comportamiento hormonal.jpg
 

¿Se puede "predecir" la ovulación con la temperatura basal?

La temperatura basal solamente aumenta después de la ovulación y por esto no puede ayudarnos a predecir la ovulación. La temperatura no tiene ningún valor predictivo y no nos indica cuándo vamos a ovular sino que nos ayuda a determinar si ya lo hemos hecho. Recuerda que la temperatura aumenta gracias al efecto termogénico de la progesterona que es producida por el cuerpo lúteo y que éste solo se forma tras la ovulación.

La temperatura basal como biomarcador retroactivo

Medir y graficar nuestra temperatura basal nos ayuda, entonces, a determinar con confianza, exactitud y objetividad si ya hemos ovulado y nos permite cerrar nuestra ventana fértil ciclo tras ciclo (nunca a abrirla). Por eso es clave también tener la información del fluido cervical, un biomarcador que nos da información diaria y que por ende nos ayuda tanto a abrir como a cerrar la ventana de fertilidad. 

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